
Vivimos preocupados por las apariencias y por no discordar ante los convencionalismos prejuiciosos, que producen que nuestra energía se enfoque en algo insustancial. Vivimos la mayor parte del tiempo acelerados por la inercia de la rutina, por la acumulación de tareas pendientes, estando en piloto automático 24h al día, sin darnos cuenta de cuáles son nuestras necesidades internas. Pasarnos gran parte del día procediendo de este manera, conlleva el riesgo de perdernos entre las demandas sociales, y esto es una señal de alarma, que no deberíamos pasar por alto. Ir en piloto automático significa no darnos cuenta de lo que nos está pasando en nuestro interior. Es imposible «no sentir nada» ni que «nada nos afecte». Aunque no sepamos o no queramos prestar atención a nuestras emociones, ellas igualmente están ahí manifestandose. Las queramos o no. Sentir es inherente a nuestra naturaleza, vivimos sintiendo desde que nacemos. Por lo general, cuando percibimos una emoción incomoda solemos hacer todo para eliminarla, y olvidamos completamente que esa reacción del cuerpo nos está indicando algo importante sobre el estado de nuestra vida. Debemos de tomarnos un tiempo para atender nuestras emociones incomodas y rastrear aquellas situaciones que las producen, para así evaluarlas, canalizarlas y solucinarlas, pero en lugar de llevar a efecto eso, abruptamente priorizamos distraernos, ignorando por completo la situación que la alimenta y engrandece, y de esta manera atentamos contra nosotros mismos, con tal de no tomar la reponsabilidad de aquello que nos aqueja. Si bien es cierto que no requerimos saber el origen inconsciente de todo lo que realizamos, hay cosas que ejecutamos siguiendo un patrón de conducta, es decir, una manera particular de comportarnos que nos hace daño. En esta vacilación entre hacer y no ser, se pierde lo esencial, que no radica en el exterior, sino que reside en nuestro interior. Es decir, debemos hacer consciente lo inconsciente para modificar los procesamientos inconscientes. Afortunadamente nunca es tarde para pasar a un estado en el que nos hagamos conscientes de lo qué sentimos, y de lo que necesitamos en nuestra vida. Párate un momento a pensar. ¿Estás dónde quieres estar? ¿Haces lo que quieres hacer? ¿Cuántas cosas se te han pasado por alto? ¿Estás siendo consciente de tus acciones? ¿Cuánto más esperaremos para distinguir el verdadero significado de vivir del de la ficción de sobrevivir? ¿Qué nos impide ocuparnos de nuestro bienestar? ¿Qué hace que nos dediquemos tan poco tiempo de calidad? La relación que establecemos con nosotros mismos es la más difícil, compleja y complicada, pero a su vez, es la mas significativa, fructifera y valiosa. Por ello, debemos de devolverle a los pequeños detalles hacia nosotros mismos, el lugar que se merecen. La manera en que nos tratamos, es decir, los pequeños detalles hacia nosotros, hacen grandes momentos, que son los que realmente nos enamoran de la vida. La relación que creamos con nosotros mismos es la base que nos lleva hacia una vida de bienestar o desdicha. Así que tu establece si quieres continuar viviendo en piloto automático o no, depende de ti. Se sincero con tu necesidades y tus carencias. Eres tú quién tienes que decidir si quieres ser más consciente de tus acciones. En la vida más sencilla, en lo esencial, reside la felicidad. La belleza está en nuestro interior. Por Gerardo Guerrero
Comments