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El tic tac del reloj no deja de sonar

Foto del escritor: Lic. Gerardo GuerreroLic. Gerardo Guerrero

Actualizado: 13 ago 2023


De esas noches reflexivas de melancolía y decaimiento, en las que se piensa en todo y en apariencia no se llega a nada.

Noche en la que se analiza la vida propia y está se asemeja a un castillo de naipes, que con un simple soplo de aire se cae a pedazos en segundos.

Si se actúa sin pensar, por impulsividad, sin medir las consecuencias, sin responsabilidad, simplemente porque es lo que nos gusta o nos satisface más haya de si es correcto, a la larga se pagan las consecuencias, ya que cada acción es una factura a liquidar tarde que temprano.

Pero si se piensa de más, si uno se la pasa analizando y examinando, es muy probable que uno se abobe y se pasme, mientras que las oportunidades pasan y no se detienen ni vuelven, al igual que el tiempo que ni para ni regresa.

Entonces, que es lo que se debe hacer, acaso avanzar, cometer errores e ir solucionado toda dificultad que surja, con los conocimientos y recursos con los que se cuenten, o tratar de estructurar un plan a seguir, evaluando posibles desaciertos para tratar de errar lo menos posible. E infiero que cualquiera de las dos opciones es mejor que solamente llenarse de dudas y temores que paralizan.

Pero cuando se avanza, se cae, se levanta uno, y vuelve a caer y a levantarse para continuar avanzando, y ni así se llega a las metas esperadas, o cuando uno cree obtenerlas y de la nada se desvanecen, es cuando uno se cuestiona, y todo para qué, y se llega a la conclusión que la vida de uno mismo, se asemeja a un castillo de naipes, que con un simple soplo de aire se cae a pedazos en segundos.

Y entonces, dónde está el error, en qué se falla, que se debe corregir o modificar, será un vacío estructural mental y/o emocional la causa de todo mal, o será que cuando se pudo no se quiso y ahora que se quiere no se puede.

Es momento de hacer una pausa; de tomar un descanso; de perdonarse por los errores cometidos y además, aprender de ellos; de limpiar la mente y el corazón; de liberarse de todo aquello que ya no fue y no será; de echar afuera todo aquello que perturbe nuestra paz y armonía; de replantear a donde se quiere llegar; de pensar y estructurar el cómo se logrará; de tomar un largo respiro, y comenzar a ejecutar y avanzar, porque no hay más tiempo para desperdiciar, el tic tac del reloj no deja de sonar.

Por Gerardo Guerrero

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