¡Ey, tú! Sí, tú, el que anda dando más de lo que recibe, el que siempre se está partiendo en mil pedazos para que otros sigan enteros. ¿Te has percatado que estás dando cada instante de tu vida para mantener a otros a flote? Vamos, despierta. No te hagas pedazos por mantener a los demás completos. No te vacíes para llenar a quienes nunca te dan ni un mísero "gracias". No entregues toda tu luz a esos vampiros emocionales que se han acostumbrado a recibirlo todo mientras tú no obtienes ni la cantidad mínima de atención, consideración, respeto, empatía, cariño o amor.
¿Sabes de qué hablo? Mira, no es tan complicado. No te estoy pidiendo que te conviertas en un egoísta, pero no tienes que quemar todo tu combustible emocional para calentar a esos parásitos que ni siquiera lo valoran. Déjame decirte algo: las relaciones no son autopistas de un solo sentido. No son avenidas donde uno da y da mientras el otro toma y toma. Las relaciones son de dos, no de uno, son un baile en pareja, no un show en solitario. Es una ida y vuelta, un tira y afloja donde ambos deben dar y recibir amabilidad, generosidad, respeto y gratitud, además de trabajo en equipo, es decir, apoyo mutuo. Sin estas cosas, ¿qué estás haciendo ahí? ¿Te da miedo irte? ¿Piensas que nadie más te va a querer? Spoiler alert: Donde estás ahora, no te valoran. Date cuenta de ese pequeño gran detalle, porque es clave.
Si no encuentras esas cualidades en tu relación, ¡vete! Sí, así de sencillo. No te conformes con migajas ni tengas miedo de dejar a quien no valora lo que das. Pensar que es mejor quedarse en lo conocido, aunque sea una basura, es una trampa. Date cuenta, es mejor que te vayas, irte, es elegirte, amarte y respetarte. Es salir de donde no te hacen sentir vivo, especial y suficiente. Dejar ese lugar conocido, de donde no recibes nada bueno, es un acto de auto-respeto. Marcharte también es una forma de elegirte a ti mismo.
No te permitas perder tu esencia y personalidad por andar regalando lo mejor de ti sin recibir nada a cambio. No te anules ni te desdibujes en un lugar donde luego ni tú mismo te reconozcas. No te conviertas en una sombra de lo que eras, no seas un ser apagado y sin brillo, porque tu autoestima, autoconcepto y autovaloración se evaporaron. Necesitas combustible emocional más que el físico, y eso no es negociable.
Primero eres tú. Sí, tú. ¿Entendido? Trabaja en ti, en aumentar tu amor propio. Acéptate y valórate. Si no te das lo mejor a ti primero, no podrás hacerlo de forma sana con los demás. No habrá equilibrio y te perderás en el camino. Recuerda: no te hagas pedazos por mantener a los demás completos. Eres importante, eres una prioridad, y tú también mereces cosas buenas, cuidado y amor verdadero.
¿Sabes por qué el mundo se está viniendo abajo? La humanidad se está desmoronando porque se han perdido los valores y los principios que sustentan una conexión sólida y respetuosa. Además, la falta de empatía y la carencia de atención a los detalles erosionan la base misma de la relación. Cuando uno de los dos miembros de la pareja se enfoca exclusivamente en sus propias necesidades sin considerar las del otro, se establece un desequilibrio que eventualmente puede llevar al quebranto de la relación.
Ambas partes deben estar dispuestas a dar y recibir de manera equitativa. No se trata de ser demandante, controlador o autoritario. Se trata de querer bonito y ser correspondido con la misma reciprocidad e intensidad. Expresar los sentimientos abiertamente, apreciar los pequeños detalles y asegurarse de que ambos se sientan valorados. Las relaciones deben estar basadas en compromiso y reciprocidad, no en acuerdos de beneficio propio o de conveniencia temporal, de esos de usar y desechar.
El amor verdadero no se mide en grandes demostraciones materiales, sino en la sinceridad de cada acto, los pequeños gestos de consideración y de cariño genuino pueden tener un impacto significativo en la conexión. Ser correspondido en el amor y el cuidado es fundamental para mantener una relación sana y equilibrada. El amor no debe ser a medias, sino completo y profundo, donde ambos se esfuercen por mantener la chispa viva. No se trata de ser asfixiante, sino de mantener el equilibrio y la reciprocidad. Si no pueden comprometerse a eso, entonces mejor quédense solos con su reflejo en el espejo.
Así que, ahí lo tienes. Ama bonito, ama fuerte, amo con intensidad, pero sobre todo, ama de forma que no te destruya. Y no, no seas uno de esos que siempre dan más de lo que reciben. Porque al final del día, si no te valoras y te cuidas a ti mismo, nadie más lo hará. ¿Quieres ser amado? Entonces asegúrate de que primero, tú te amas lo suficiente para no aceptar menos de lo que mereces. Piensa en todo lo bonito que harías por las personas que amas y ahora, por favor, hazlo por ti. Si no te priorizas tú mismo, no esperes que alguien más lo haga.
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