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La oveja negra puede ser vista como la rara, la que no encaja, la rebelde… Y sí puede ser que sea todo eso, pero ¿quién dijo que para ser feliz, para ser exitoso y para disfrutar de la vida teníamos que ser semejantes?
Queda claro que debemos de convivir los unos con los otros. Sin embargo, para cohabitar hay que saber respetar, y cuando no es así, cuando no está permitido opinar y tener voz, cuando no se concede el tener criterios propios, y actuar como se siente y se desea, cuando estás ovejas reclaman sus derechos de ser ellas mismas, es cuando les juzgan y les llaman las ovejas negras, ya que han cruzado la frontera de lo que es “aceptable”.
Y la única aparente culpa que tienen las ovejas negras es la de no ser como el resto, es el no ser convencionales, el no seguir las normas o prácticas tradicionales, es decir, no son malas, solamente son diferentes, porque no son lo que otros esperan de ellas.
Son aquellas que no concuerdan con criterios, ideas y creencias predefinidas, ni con opiniones ajenas, son aquellas que salvaguardan su integridad personal y emocional, y a su vez, han elegido poner límites claros y saludables, también han aprendido a pensar y actuar de otra manera, pues no son adaptables a los moldes de la familia y la sociedad.
La realidad es que son auténticas, tienen voz propia, poseen sus propios valores y principios, entendieron que no están forzadas a caerle bien a todos, ni a ser aceptadas por la mayoría y que no tienen porque seguir ideologías, estás ovejas negras asimilaron que son libres de pensar, de decir, de elegir y de hacer, pero sobre todo comprendieron que tienen que ser la mejor versión de ellas mismas por ellas mismas.
Es verdad que la mayoría quieren ser parte de algo, en busca de un sentido de pertenencia, sin embargo, no siempre es bueno acoplarse a la manera de pensar del pastor, o a la manera de comportarse del rebaño. La vida es demasiado corta y a veces es tarde cuando nos percatamos de que duramos demasiado tiempo complaciendo a los demás, viviendo vidas que no eran del todo nuestras y adaptándonos a aquello que por lógica o por tradición debería ser.
Es decir, las tradiciones y las costumbres sirven para avanzar por senderos conocidos, pero no se logra innovar siguiendo lo establecido, por eso, estás ovejas negras buscan revolucionar lo preestablecido, son reaccionarias tomando riesgos con nuevas ideas y acciones.
Esta es la gran virtud de las ovejas negras, pues tienen el valor para hacer y decir lo que nadie se atreve, y si caen, solo por orgullo, se volverán a levantar, porque luchan por el mundo en el que creen, sin darse por vencidas por muy sinuoso que sea el camino.
La autenticidad es cada vez más escasa, si tú eres una oveja negra, que nadie te haga dudar, mantente fiel a quien eres, defiende esa rebeldía bien encausada, en busca de siempre encontrar la manera de hacer realidad tus objetivos.
La vida es para disfrutarla, para sentirnos orgullosos de quienes somos… Se rebelde, se diferente, no tengas miedo y siente regocijo por no ser común, porque al final, ten por seguro que resaltarás y se te recordará por ser tal y como eres.
Tu dignidad es importante: actúa como piensas, haz lo que prometes y no te calles lo que sientes.
Por Gerardo Guerrero
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